jueves, 31 de mayo de 2012


     En la época de la Barbarie los conflictos entre las personas eran resueltos por la fuerza física, lo cual ha quedado gráficamente plasmado en la frase: “ojo por ojo, diente por diente”.
     En la actualidad esa situación ha sido superada, pues el ser humano, cuando decide priorizar la paz social en la  convivencia con sus semejantes, ha comenzado a usar la razón para actuar en la sociedad.
     A modo de ejemplo, y dentro del ámbito laboral, si un empleado sabe que tiene derecho a reclamar un derecho a su empleador, deberá recurrir a un profesional que lo REPRESENTARÁ técnicamente en su defensa.
     Es fundamental que las leyes tutelen el derecho a la defensa. Tanto es así que se encuentra reconocido en nuestra Constitución Nacional (Argentina) y en Tratados celebrados por ésta con naciones extranjeras.
     En Santa Fe (y por ende, Rosario), para que una persona pueda acceder ante la autoridad (juez) a plantear su caso, es obligatorio que lo haga a través de un abogado (salvo excepciones). Para ello firmará un PODER que autorizará al profesional a la realización de determinados actos, conducentes a la defensa de su cliente (empleado, siguiendo el ejemplo).
    Además de lo anterior, nosotros podemos recurrir también a la justicia de Dios y reclamar ante Él la defensa de nuestros derechos, siendo que la Biblia enseña que: “EL JUEZ DE TODA LA TIERRA NO HA DE HACER LO QUE ES JUSTO” (Génesis 18.25). Pero, a lo mejor usted pueda estar pensando…bueno, si, yo lo acepto a Dios como un juez justo pero quién quien me representa ante Él? La respuesta la encontramos en 1 Juan 2.1: “…Y SI ALGUNO HUBIERE PECADO, ABOGADO TENEMOS PARA CON EL PADRE  (Dios) A JESUCRISTO EL JUSTO.
     ¿Nos animamos a otorgarle a Jesucristo el PODER para que nos REPRESENTE ante Dios, dando por hecho que escuchará nuestro reclamo y resolvera a nuestro favor con bendiciones?... Recordemos un proverbio que dice: ...Dios da las bendiciones y no añade tristeza en ellas...

   HASTA LA PRÓXIMA ...!!!!!!!!!!