miércoles, 29 de junio de 2011

La Paz

La paz

La paz fortalece y renueva nuestras energías en el diario vivir.
¿Alguna vez sintió que sus fuerzas se desvanecían para decidirse a afrontar lo cotidiano?
Quizás se haya encontrado en esa situación. El desánimo pudo haber debilitado sus energías y, consecuentemente, sentirse deprimido.
Si llegó a esa situación, llegará un momento en que deberá decir decir: ¡basta!
Es posible renovar las fuerzas en la vida de cada persona. Para poder conseguirlo hay una forma que resulta efectiva: VALORAR y AGRADECER las bendiciones que tenemos en nuestra vida. Pues ello permite pararnos con firmeza en aquellas cosas que hemos logrado con muchísimo esfuerzo, habiendo atravesado miles de dificultades. Finalmente llegamos al hoy con esos buenos resultados.
Ciertos es que somos responsables de nuestros pensamientos, a partir de los cuales actuamos…decimos…
A veces pareciera que nos olvidáramos de todo lo que hicimos (y padecimos por nuestros errores… padeció nuestro entorno…) para poder alcanzar “esos” sueños anhelados tan profundamente. Y…finalmente concretamos.
Y… ¿los sueños que todavía no palpamos? A éstos también agradezcámoslos, dando por hecho que ya están siendo realidad en nuestra vida. Dios conoce nuestros corazones y si nosotros permitimos que él lo guíe, recién ahí podemos sentir que ya nos fue dado lo que todavía no aconteció.
Así como atendemos el teléfono y escuchamos a la persona que está del otro lado, de igual modo, agudicemos nuestros oídos para estar ALERTA a todo aquello que Dios ya tiene preparado para nosotros, conforme su propósito.
Cuando nosotros le agradecemos a Dios las bendiciones que tenemos en nuestra vida, recién a partir de allí podremos valorar justamente todo aquello que hemos construido.
Cuando tomamos una hoja y volcamos allí todo lo bueno que hay en nuestra vida, todas las personas sanas que nos rodean, de este modo lo estamos reconociendo y valorando, lo cual nos carga de energía positiva.
A partir del momento en que decidimos vivir en paz,  comienza a fluir un sentimiento de justicia hacia nosotros.
¿Y las injusticias que observamos?
Ah… bueno… estuvieron, están y estarán. Si hubo experiencias de dolor, podemos tomarlas a estas como aprendizaje constructivo.
Lo importante es que nosotros cambiamos nuestra visión, y al transformarla en positiva (constructora) es que podremos soslayar toda piedra que aparezca en nuestro camino. 
La Biblia enseña un proverbio que dice: …tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante…(Prov. 4:25)
Para sentir paz, también será necesario perdonarse los errores que hemos cometido, como también perdonar a otros.
Nosotros somos responsables de la forma en que decidimos vivir. Esto tiene un consecuencia insoslayable. Me refiero a que nuestro/s hijo/s no/s está/n observando pues capta/n los hechos de sus padres, más que las palabras.
Cuando nosotros estamos viviendo en paz, nuestro/s hijo/s heredarán ese valor para su porvenir. Sea cual fuere la edad que tenga/n, recordemos que:…la mejor mamá es una mamá feliz…, que se ríe en y ante toda circunstancia pero que su actitud adulta frente a la vida le permite cuidar y esforzarse por mantener su paz, la cual contagiará a todo su entorno, ya sea familiar, laboral, social. 

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19)