martes, 16 de octubre de 2012



LA SEMILLA

 Hoy es un día grisáceo. A través de la ventana cercana a mi escritorio puedo observar una variedad de árboles. Algunos son muy altos y frondosos. Otros, en cambio, son más bajos y menos tupidos. Pero todos ellos tienen algo en común. Y es que están siendo regados con abundante lluvia. El agua potencia su crecimiento. Además resalta el fresco y natural verdor de sus hojas.

El origen de cada árbol es una semilla que fue creciendo y prosperando conforme al propósito de Dios, hasta lograr su máximo esplendor…¡Gloria a Dios, nuestro Padre Celestial y Creador de todo lo que existe!

Cuando pensamos en una semilla vamos a imaginarla representativa del origen de algún bello objetivo, proyecto y/o sueño. Y es que todo lo bueno que hacemos para nuestra vida, será de bendición para nuestra familia, nuestros amigos, e inclusive dentro del ámbito laboral, por más aguerrido que sean las personas o situaciones que lo rodean.

 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad." (Filipenses 4:8)

El que siembra semilla de paz, que es un don de Dios, cosechará paz.  

Antes de plantar una semilla o de retomar el riego en aquella que fue abandonada, quizás nos preguntemos: ¿cómo hacemos para darnos cuenta si ello que creemos se encuentra dentro la voluntad de Dios?

Y la respuesta la podemos encontrar a través de Pablo: “…más nosotros tenemos la mente de Cristo.” (Corintios 2:16) Y aquí aparece la sabiduría espiritual, que se mueve en un terreno sobrenatural.

Cuando nosotros, por ejemplo, queremos plantar una semilla, y para ello decidimos tomarnos de alguna promesa de Dios, sepamos que ya está cumplida, si es su voluntad. De este modo nuestra semilla ya está empezando a crecer.

Para que perdure, pudiendo germinar en condiciones adecuadas, recordemos que tendremos que abrir nuestra cabeza para que ésta piense acorde a la mente de Cristo.

Jesucristo desea una vida colmada de cosas buenas para nosotros, por ello es que a través de tantísimos pasajes de la Biblia nos habla de la FE, OBEDIENCIA y ESFUERZO.

En todo este proceso de crecimiento de la semilla que decidimos plantar, será importante recordar la enseñanza de Juan (8:47): “El que es de Dios las palabras de Dios oye...”. Para ello leamos la Biblia y también estudiémosla… Y el Señor nos seguirá alentando y guiando en continuar con nuestras buenas acciones y en corregir aquellas erróneas (pecados).
¡¡¡ Bendiciones !!!