martes, 31 de enero de 2012

CREER CON FE

Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre […] Y se fue Abraham, como Jehová le dijo […] y CREYÓ a Jehová, y le fue contado por justicia […] (Génesis 12:1,4; 15:6).

Abraham fue un patriarca posterior al gran diluvio que vivió 175 años.
Cuando Dios le dijo…vete de tu tierra…él acató esa orden inmediatamente, sin vacilar ni argumentar ningún pretexto.
Pareciera que tampoco le generó incertidumbre. Lo que hizo fue escuchar atentamente y confiar firmemente en esa palabra buena, sana, agradable que había recibido para su vida.
Ello implicaba dejar a sus padres. Inclusive a su parentela. Solamente se llevó a Sarai, su mujer, y a su sobrino Lot.
De este modo, Abraham comenzaría a vivir alejado totalmente de la tierra donde había nacido. Comenzaría a extender sus alas para volar, crecer, avanzar…
Probablemente, Abraham sabía que tendría que atravesar un sin número de circunstancias dificultosas, sin embargo pudo y logró cumplir todo aquello le habían encomendado.
Sabemos que debió atravesar algunas pruebas, donde su ser quedó preso del miedo, pero allí precisamente aparecía la ayuda de Dios que le decía: “no temas Abraham; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1).
Dios conoce, en profundidad, los deseos (necesidades) de nuestro corazón. Aunque él siempre estará a nuestro favor, requiere de nuestra fuerza para poder instar por todos los lugares, aquellos inimaginables, para obrar.
Si logramos tener la FE que tuvo Abraham, frente a una situación dada, podremos ampliar la visión actual lo cual permitirá PROSPERAR en lo espiritual, emocional, físico y también material.