“DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS Y DA GRACIA A LOS HUMILDES” (Santiago 4.6)
En esta nueva oportunidad, comenzaré con una oración:
Dios Todopoderoso te pedimos de manera insistente que, en el nombre de Jesús, nos enseñes a poder aprender y practicar la humildad en nuestras vidas. Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Creo que ayudaría muchísimo a una persona, en su anhelado crecimiento, el de poder llevar a cabo la lectura habitual de la Biblia. Pero además poder estudiar profundamente cada una de las enseñanzas de Dios, a punto tal que ellas invadan su corazón, su cerebro, recorriendo de este modo todo su ser, y así poder aplicar en la vida diaria las enseñanzas de Jesús.
Es que a veces una persona decide atravesar un sendero oscuro, el cual cambiará si trabaja y se esfuerza, para transformarlo en luz, que irradiará PAZ en su vida.
Dios Todopoderoso te pedimos de manera insistente que, en el nombre de Jesús, nos enseñes a poder aprender y practicar la humildad en nuestras vidas. Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
Creo que ayudaría muchísimo a una persona, en su anhelado crecimiento, el de poder llevar a cabo la lectura habitual de la Biblia. Pero además poder estudiar profundamente cada una de las enseñanzas de Dios, a punto tal que ellas invadan su corazón, su cerebro, recorriendo de este modo todo su ser, y así poder aplicar en la vida diaria las enseñanzas de Jesús.
Es que a veces una persona decide atravesar un sendero oscuro, el cual cambiará si trabaja y se esfuerza, para transformarlo en luz, que irradiará PAZ en su vida.
Sin duda es que Dios desea que su palabra sea vertida por seres de luz humildes, e intentará hacer reflexionar a la persona soberbia para que cambie de actitud.
Una persona humilde es agradecida. De este modo podrá reconocer todas las bendiciones que posee. Pues así ha podido descubrir que cada una de ellas las ha ido construyendo día por día.
Bueno, si le parece y se siente identificado con algunas de estas líneas, la propuesta es ser AGRADECIDOS !!!
“DAD GRACIAS EN TODO…” ( 1era. Tesalonicenses 5.18)
